¿Oe, oe, oe, oe, oeee, oeee?

No se si habéis visto este vídeo:

https://www.youtube.com/watch?v=k56NBsZXjr8

Algo para reflexionar, ¡verdad?. Además os doy algún que otro dato más para cuando hayáis visto el vídeo: Se consumen muchos más recursos producir una proteína de origen animal, concretamente en el caso de las vacas unos 100 gramos de proteína vegetal para producir tan sólo 15 gramos de proteína animal aprovechable. Yo no soy vegetariano, pero con estos datos y viendo este vídeo se me quitan las ganas de comer carne. ¡Y mira que me gusta!

El 8,1 % de la población mundial posee el 82,4 % de la riqueza del planeta, considerando a los que poseen algo más de 100.00 dolares de patrimonio personal. Algo que es relativamente fácil en España, basta con tener al menos una vivienda de tamaño más o menos normal en propiedad. Para que este sector de la población mundial mantenga su (debería decir nuestro) modo de vida, se ha de explotar el planeta a nivel global. En el vídeo sólo salen las factorías ultra-modernas de fabricación de comida de origen animal, pero no salen las imágenes de las explotaciones extensivas de ganadería o de cultivos con los que se alimentan las de ganadería intensiva o a los seres humanos y que provocan deforestación masiva, que generan lixiviados que contaminan aguas de superficie y subterráneas, que salinizan y erosionan amplias áreas de suelo, y que generan grandes emisiones de metano procedentes de los excrementos de animales. O la pesca masiva que está haciendo desaparecer las especies marinas. Y encima con un gran derroche y despilfarro de alimentos que aún se produce en este sector poblacional privilegiado. Y muchos de ellos afectados de sobrepeso, cuando no de obesidad.

Y ya no hablemos del resto del consumo de bienes como segundas residencias, varios automóviles, multitud de aparatos electrónicos, sobre-.consumo de energía, medicamentos, etc… Mientras que bastantes personas de entre el 8,1% que pertenece a la población mundial del sector privilegiado sobre-alimentado deberán tomar carísimos medicamentos de por vida a partir de la mediana edad por exceso de colesterol, muchos de el 92,9% restante están sub-alimentados, no tienen viviendas dignas, acceso al agua potable y/o morirán de enfermedades fácilmente curables con medicamentos baratos que no pueden permitirse. Y para producir estos bienes se consumen ingentes recursos y se producen impresionantes cantidades de recursos y emisiones de contaminantes.

Imaginaros que el 92,9% restante viva consumiendo como este otro 8,1%. Necesitaríamos cinco o seis planetas como el nuestro.  Es evidente que esto no puede seguir así por mucho tiempo. Y además es injusto. No puede haber unos pocos que sobre-consumen y despilfarran los recursos mientras muchos otros no tienen ni lo necesario para alimentarse, cuidar de su salud y vivir dignamente. Como la tontería de cultivar para producir biocombustible, cuando hay personas que no pueden alimentarse. ¿Y como evitarlo? Pues consumiendo menos y mejor. Redistribuyendo los recursos a nivel global. Podemos empezar a dar unos pocos pasos por nuestra parte.

En alimentación se debería optar por combinar mayoritariamente en nuestra dieta diaria alimentos de origen vegetal, incluyendo cereales, frutos secos y legumbres, con la que se puede cubrir perfectamente la necesidad proteica diaria en calidad y cantidad de un ser humano adulto y no consumir tanta leche, carne, huevos y pescado. Y además es mas sano. Con una una o dos veces de consumo de estos alimentos como máximo a la semana para un adulto es suficiente si quieres variar algo más tu dieta. Los niños como están creciendo, ciertamente podrían consumir estos alimentos con proteína animal tres o cuatro veces a la semana. También consumir productos frescos locales y de temporada. Es más caro, lo se. Pero… ¿Es necesario comer la misma fruta o verdura todo el año aunque no sea de temporada y producida localmente?. Pues tampoco. En temporada estival se consumen las frutas y verdura correspondientes y en invierno lo mismo. Ya se que en invierno no hay tanta variedad, pero también puedes consumir las procedentes de conservas fabricadas con el exceso de producción local de la temporada, ya sea de tipo casero o industrial. Además, los alimentos frescos de temporada tienen mejor sabor. De hecho es lo que hacían nuestros ancestros primitivos. Cazaban animales grandes de vez en cuando, animales pequeños más a menudo y el grueso de su alimentación provenía de la recolección vegetal (y animal de pequeños invertebrados) efectuada durante la temporada estival y en la época invernal de lo que conseguían conservar y acumular de la anterior. Lo que no hacían es consumir tomates, manzanas, ajos y espárragos traídos de cientos o miles de kilómetros de distancia. O vacas, cerdos y pollos criados en jaulas donde sufren lo indecible. O producidos por mano de obra esclava.

Aunque también os digo que tampoco es factible una vuelta al pasado. Desde luego que ni la caza ni los métodos tradicionales de cría de animales no podrían tampoco abastecer todas las necesidades de la población mundial actual, aún reduciendo el consumo de alimentos de origen animal. Y lo mismo ocurre con los cultivos agrícolas. Yo no estoy totalmente en contra de los métodos modernos de producción agroalimentaria intensiva. Una de sus ventajas es que han disminuido las enfermedades que se pueden transmitir a través de los alimentos que consumimos al estar en condiciones higiénicas mejores. Otra es que se consiguen mejores rendimientos de producción. Lo que creo es que es mejor que sean sostenibles medio-ambientalmente y evitar el sufrimiento animal o la explotación de las personas.

 

Y si con mi consumo, puedo favorecer estas opciones, miel sobre hojuelas. Si lo puedes comer cultivado o criado por tí o por gente que conoces, chachi. Y que entre comer en temporada un tomate de, por ejemplo, San Martín de la Vega (un pueblo de Madrid) y otro de Almería o de más lejos, prefiero el de San Martín. Y que entre el alimento procedente de una explotación agroalimentaria intensiva que no han de cruzar los oceanos, son sostenibles ambientalmente, pagan sueldos dignos y dan de altas en la seguridad social a sus trabajadores y los que no lo hacen, prefiero comprar al primero. Y que para ello hay que informarse, y asociarse también, como consumidor. Porque la información y la unión de muchos hace la fuerza.

Tampoco hemos de volver a la edad de piedra y dejar de utilizar los ordenadores, los smartphones, los coches, la energía eleçtrica, etc… En vez de comprar cada año un móvil nuevo, un ordenador nuevo cada tres, un coche nuevo cada cinco o seis años, hay que pensar: ¿Me es necesario comprarlo?. Yo hace tiempo que me he dado el mea culpa y estoy procurando ser lo menos consumista posible.

 

Pensad en todo esto, sobre todo cuando (yo incluido) nos pongamos la camiseta de nuestra selección y pongamos el cartel de cerrado por el fútbol al estilo de Eduardo Galeano para disfrutar con nuestra cervecita en la mano mientras vemos en la tele jugar a las rutilantes estrellas futboleras que cobran millonadas en estadios de futbol que han costado aún más millones para que los dirigentes de la FIFA, las grandes marcas comerciales que patrocinan con su publicidad en las retransmisiones televisivas o directamente el Mundial y los especuladores locales que se van a forrar con el mismo se dan palmadas en la espalda ante el gran negocio que están haciendo. Porque en Brasil hay mucha gente que lo ha pensado y está actuando.

 

Porque otro mundo es posible, donde el 100% de las personas disfruten en iguladad de oportunidades de los recursos del planeta y de hasta el Mundial de fútbol y no solo un 8,1%. Y está en nuestra mano cambiarlo. A veces con pequeñas cosas.

¿Un nuevo rey es la solución?

Esta semana se ha producido un acontecimiento que ha suscitado reacciones varias, como ha sido la abdicación de Juan Carlos I. Por mi parte, dadas mis convicciones republicanas, dicho acontecimiento me ha renovado en ellas. El que por un acto unilateral por parte de un único individuo se cambie la jefatura de un estado del que soy ciudadano sin que nadie tenga nada que decir nada más que ratificarlo o asumirlo me produce un sentimiento de rechazo frontal hacia la monarquía constitucional. Por eso he sido uno de los miles de personas que hemos salido a la calle para reivindicar la convocatoria de un referéndum sobre si queremos dicha monarquía se suceda en la persona de Felipe de Borbón y sus sucesores o que el cambio de Jefe de estado se produzca mediante elecciones regulares (lo que exigiría un proceso constituyente y una nueva constitución para el estado). Soy consciente de que tener un jefe de estado electo (o sea, una república) no significa que solucionen los problemas automáticamente, pero desde luego si significa un modelo de estado más igualitario donde la condición de nacimiento de una persona particular no determina que alcance la jefatura del mismo.Imagen